martes, 13 de mayo de 2014

Un coro de grillos tan lento que se asemeja a una legión de ángeles

¿Cuántos ángeles caben en la punta de un aguja?, reza la frase popular. Muchos de nosotros en la infancia asociamos el canto de los grillos con las estrellas, con noches en las que salíamos al bosque. Los grillos parecen ser tan innumerables como las estrellas; las estrellas parecen ser los ángeles, como decía Borges, ya que son lo único que podemos comprobar que existe en el cielo. Las estrellas, nos dice la sabiduría pitagórica, hacen una música: la armonías de las esferas. Matemáticamente, reduciendo la velocidad de una grabación de grillos, sin ningún otro efecto, Robert Wilson ha conjurado un coro angelical. Los ángeles están en la hierba.


Sobre el trabajo de Robert Wilson, dice Tom Waits: “Wilson siempre está jugando con el tiempo. Oí hace poco una grabación de unos grillos. Suenan como un coro, suena como música de los ángeles. Algo brillante, celestial, lleno de armonía y bajos, no podrías creerlo. Como un arrobador coro del cielo, y sólo está ralentizado, no manipularon la grabación para nada”

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